lunes, 1 de marzo de 2010

Desfiladero de Absolución, de Alastair Reynolds

Reynolds me está haciendo disfrutar de este género como hace años que no lo hago. Y eso no quiere decir que este leyendo cosas que no me convenzan. Me refiero a la seguridad de ir encadenando libros geniales. Libros que me sorprenden.

La historia se desarrolla dentro de su mundo de Espacio Revelación. El autor juega con varias líneas argumentales distanciadas más de 50 años entre si, las cuales convergen en una sola como fruto del viaje relativista.

Los Inhibidores, una especie mecánica que limita la inteligencia, sigue con su plan de futuro de terraformar la galaxia para el futuro desastre. En trece mil millones de años, trece giros de la Vía Láctea completos, nuestra galaxia chocará con Andrómeda. La fusión de ambas prevé la aparición de nuevas estrellas supermasivas de vida corta, enanas blancas, agujeros negros. Grandes cambios que llenarán a la nueva galaxia de radiaciones mortales que impedirán la vida inteligente.
El plan de los Inhibidores consiste en disminuir el impacto de dicho choque. Su labor consiste en complejos cálculos y previsiones como el desplazamiento de estrellas y sistemas solares completos. La vida puede existir, dentro de unos parámetros, pero no interferir con su tarea. Su labor consiste en que dicha vida pueda encontrar un contexto después del impacto.
El ser humano reveló su presencia a los Inhibidores en el anterior libro. Las ansias expansionistas de las diferentes facciones de los humanos activan las medidas de contención de la maquinaria inhibidora. Los Lobos, así es como los llaman, son mucho más antiguos. Y eficaces. No en vano, llevan miles de millones de años perfeccionando sus métodos.
Combinados, Ultras, Humanos de Base, Hipercerdos… Aura, una pequeña niña con parte del conocimiento de Hades, es la salvación para todos ellos. En su mente no formada, están los secretos de millones de civilizaciones. Tecnologías que aún no han sido descubiertas. Armas contra las que los Lobos aún no han podido adaptarse. Todo ello para establecer un espacio seguro en el que poder tener algún tipo de esperanza.

El final me ha encantado.

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