miércoles, 6 de enero de 2010

Espacio Revelación, Alastair Reynolds

Después de mi sorpresa con “El Prefecto” fui a la biblioteca del Retiro con la esperanza de encontrar algo más de Reynolds. La biblioteca de la facultad de informática me ha dado grandes alegrías, pero no se puede competir con lo que son años de peticiones de aficionados por el género llenando estanterías.


Espacio Revelación es el primer libro de Alastair Reynolds dentro del universo del mismo nombre. Una de las cosas que me han chocado al acabarlo, es que temporalmente está 200 años por delante de “El Prefecto”. Tengo la sensación de haber seguido el orden cronológico correcto. Muchos misterios que se insinúan en el último libro aquí son explicados con detalle. Supongo que el lector de Reynolds habitual no se sorprendería al leer el misterio de las Mortajas de Lascaille, pero a mi me ha encantado poder descubrir lo que realmente eran en este volumen.

Lo que más me ha chocado ha sido el planteamiento de las especies inteligentes del universo de Reynolds en comparación con otros universos que me han impactado, como el de Jack MacDevitt (Serie Las máquinas de Dios). Dos interpretaciones de la ecuación de Drake.
En Espacio Revelación la vida es inevitable. De hecho, la vida inteligente ocurre con frecuencia si se dan ciertos factores. Dichas especies llegan a un momento de desarrollo del viaje espacial y se asoman al universo interaccionando con otras especies. MacDevitt, en cambio, propone un universo complejo en el que el ser humano viaja y descubre que está solo. Los extraterrestres han dejado artefactos como legado a su desaparición inevitable tal como vemos en Chindi. Lo que se descubre en el resto de planetas son sólo fósiles y monumentos. Da la impresión de que la vida inteligente siempre acaba por llegar a un apogeo, después sucumbe a la extinción. El ser humano viaja con el sueño de poder descubrir otra especie con la que poder estrechar la mano y decir “No estamos solos”, pero parece que la galaxia no pueda cobijar más de una especie inteligente a la vez.
El universo de Reynolds es más complejo. El mismo ser humano es extraterrestre para el ser humano. Ultras, Combinados, Cerdos, Demarquistas… diferentes facciones muy modificadas de nuestra misma especie interaccionan entre si. Extraterrestres como los extintos amarantinas, los inalcanzables amortajados o los malabaristas. Los implacables Inhibidores, una especie que llegó a la singularidad y cuyo análisis de la vida inteligente es que solo genera caos y destrucción lo cual justifica su aniquilación. Hechos como la Guerra del Amanecer, un conflicto del orden de nuestra galaxia y periféricas. Bandos compuestos por millones de especies diferentes, y cuyo poder destructivo rebasa nuestra imaginación y física, alcanzando a brazos completos de la Vía Láctea.
Mientras que MacDevitt me maravilla por esa sensación de urgencia para comprender que va a ir mal, qué debemos hacer para no desaparecer, Reynolds lo hace por lo complejo de la vida. Las miles de formas que puede tomar. Por su maravilloso despliegue tecnológico y social.

Siguiendo las últimas críticas de mis compañeros, me uno a nuestra fugaz sistema de clasificación: Muy recomendable.

2 comentarios:

Interloper dijo...

Problema de críticas como ésta: No solo tengo una lista de libros pendientes enorme y encima me van a mandar más deberes con los que voy a estar un par de meses ocupado, sino que para colmo, ahora tengo la necesidad de hacerme también con éstos libros!

Entrari dijo...

Joder, es que no veas que dos autores del copón. Me estoy leyendo Hacedor de Estrellas ahora, y estoy deseando acabarlo para cogerme el siguiente de Reynolds