domingo, 28 de febrero de 2010

La estrella más brillante, Marian Keyes



Pensaba hablar de Marian Keyes por orden, desde su primera novela, la divertidísima "Claire se queda sola"...lo que pasa es que se me ha cruzado éste en forma de inesperado regalo hace una semana.

En general, Marian nunca defrauda, te da exactamente lo que esperas: una historia más o menos ligera, y obviamente, como en casi todos los libros de este tipo, con un abrumador final feliz.

Este libro te da más o menos eso: el final feliz, pero reconozco que el desarrollo de la novela no me ha apasionado excesivamente...a pesar de eso, me lo he leído en una semana.

El libro trata sobre una comunidad de vecinos, cuatro en concreto, con sus idas y venidas amorosas, y una "sorprendente" (para nada, pero según la trasera del libro era algo súpersorprendente que te mueres) visita.

Cosas que me han gustado
- el personaje de Lydia: una chunga muy chunga, con listas no completas de toooooodo lo que odia
- que el perro se llame Rencor, un nombre cantidad de chulo para un perro
- como soy una cursi, el "triunfo del amorrrrrrr"

Cosas que no me han gustado
- que durante unas cuantas páginas no sabes quién se ha liado con quién del batiburrillo parejil que se traen
- la "justicia poética" con el personaje de David
- la previsibilidad de toda la historia en conjunto

Pues eso, que no sé si es que yo me he hecho mayor para este tipo de libros, o si es que Marian es la que se hace mayor y cambia situaciones hilarantes por historias más serias.
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domingo, 21 de febrero de 2010

¡Esa Luz!, Carlos Saura

Corred, que llegáís a Cuéntame
Es posible saturarse de algunos tipos de literatura.

Estaba ya por mi quinto, o sexto, libro encadenado de ciencia ficción. Una voz dijo algo coherente: “Deja de leer a ese tipo interminable ya”. El tipo interminable es Alastair Reynolds. Pocas veces tantos libros de un mismo autor me han hecho tan feliz. La verdad es que para apreciar lo bueno que puede llegar a ser un género, has de salir un rato de él para echarlo de menos. Y eso hicé.

¡Esa Luz! es un libro que llevaba en mi estantería más de 6 años. Encontrado en un autobús, o en la basura (un día hablaré de muchos libros que he rescatado de esa forma), pasó a formar parte de mi colección de libros “que un día leeré”.

Antes de esta, he hecho un resumen de este libro con un bolígrafo en la boca. Esto ha provocado incontrolable risa a una persona que conducía un coche por autovia mientras oía dicha sinopsis. Para que digan que leer no es un deporte de riesgo.

Doscientas cincuenta páginas de guerra civil. Un libro ingerido en un día. Ha sido como leer una historia más de las contenidas en el Corazón Helado de Almudena Grandes. Básicamente, el año 36. Guerra Civil, una familia que se rompe al ir el marido a la redacción de su periódico en Madrid cuando los nacionales toman San Rafael y su casa en el proceso. Su mujer e hija parten a Zaragoza  dónde la espera su hermana de derechas. Os podéis imaginar el resto. Aquí los dos bandos son igual de malos. El conflicto se analiza desde la gente que lo vive. Rencores familiares, envidias de grupúsculos derivadas de las fragilidades de la Segunda Republica, traiciones elementales de los que todos ya hemos oído. No es una época tan lejana. Por supuesto, el libro acaba mal. Si no, no sería un libro de la guerra civil.

El libro no es malo. Es ágil. Triste. Absolutamente prescindibles las partes en cursiva en las que los personajes hablan en primera persona recordando lo escrito justo el párrafo anterior. Rompe el ritmo de lectura y te saca del libro. Probé a saltarme en un capitulo las cursivas y mejoró mucho. Por supuesto, volví a leer todo después.

No ha estado mal. Pero tampoco va a ser un libro que recuerde como una experiencia fundamental.

viernes, 19 de febrero de 2010

Cronopaisaje, Gregory Benford

Yo vi está portada y me hice caca
He aquí un libro que compré sólo por la portada.

El libro se desarrolla en dos épocas. Un 1998 que está acabado, con una crisis ecológica que ya se toman en serio porque el ser humano quizás no la supere. La otra parte, 1962, un periodo histórico americano en el que Vietnam aún tiene lugar y J.F.K aún no ha sido asesinado.
Un investigador de 1998 sostiene la arriesgada idea de enviar taquiones al pasado, como un mensaje Morse, a fin de concienciar a la gente de 1962 de la gran cadena de errores ecológicos que aún no han tenido lugar. Todo, con la esperanza de que cualquier cambio afecte positivamente al presente.

Este es un libro de relaciones humanas y de cómo la comunicación no es posible siempre a pesar de que exista un mensaje. El presente habla al pasado. Bernstein, el investigador que recibe los mensajes, tiene problemas con su novia y con su familia por el abismo que es su trabajo. La comunidad científica ignora y ridiculiza la revolución de los nuevos descubrimientos. En el presente, los investigadores no saben si su labor funciona, además ignoran como demostrar al Estado la seriedad de su trabajo para conseguir subvenciones. Es un libro de personas solas como islas. Lanzando mensajes en botella que no siempre llegan al interlocutor.

Si hubiera visto esta portada, otro gallo cantaria
Eso si, la portada no tiene nada que ver con lo que pasa en el libro. La ilustración es genial, pero es triste que se tenga que engañar a la gente para que compre libros con temática como esta, porque seamos sinceros, el cambio de portada (respecto a otra edición que hay en castellano) responde sólo a eso. Aún así ha sido un agradable ejercicio de lectura.

jueves, 18 de febrero de 2010

El arte de rechazar una novela, Camilien Roy

Muchas veces se dice que un libro es un tesoro.

En el caso de El arte de rechazar una novela, no podría estar más de acuerdo. Me llevaría el libro a una isla desierta en los mares del pacífico, y lo enterraría bien hondo. Lo de dibujar un mapa para después poder volver y recuperarlo... Ahí ya me lo pensaría más.

Porque este "libro" no hay por dónde cogerlo. Su estructura es la de una recopilación de cartas de respuesta a un escritor que ha mandado su primera novela a un montón de editoriales. Inevitablemente, la respuesta es una negativa, pero el autor ha inventado un amplio repertorio de rechazos diferentes, imprimiéndole una personalidad distinta a cada una de ellas.

Y oye, no seré yo quien diga que la idea es mala, y que la propuesta no parece interesante. Que si no lo considerase así, ahora mismo no estaría escribiendo esta crítica. Pero la ejecución es pésima. Las personalidades son excesivamente artificiales, muy forzadas para intentar dar un toque humorístico al libro en conjunto. Las cartas son, en general, bastante estúpidas. A medida que vas leyendo negativas, la cosa se va haciendo más y más aburrida, y no hay ninguna carta que pueda provocar ningún tipo de gracia. Y evidentemente, Roy es incapaz de evitar los topicazos, como el hacer una carta de respuesta con un haiku. Vaya, la originalidad al poder. Lo que más rabia me da es haberme gastado los 16 euros que cobran por semejante despropósito.

Rechazar el libro de Roy no hubiese sido demasiado difícil. Las editoriales tenían todo un repertorio de maneras de hacerlo a mano. Supongo que ninguna era lo suficientemente buena...
 Lpr.

martes, 16 de febrero de 2010

Un anillo alrededor del sol, Clifford D. Simak

Ciencia ficción de la de antes, de allá de los 50. Clifford Simak no me sonaba cuando cogí este libro por impulso en un viaje en el metro. Lo bueno de estos libros son la cantidad de tópicos que reúnen dentro del género, pero es bonito recordar los inicios de esta literatura.

El ser humano lleva evolucionando años. Los individuos más evolucionados se ocultan, o ignoran su superioridad respecto al resto de los mortales, pero instintivamente son apartados socialmente por miedo a ser sustituidos por un paso superior. Estos humanos conscientes de su diferencia se denominan entre si como mutantes. Entre las cosas que son capaces de hacer, intuyen la existencia de infinitas tierras, un anillo de mundos alrededor del sol separadas sólo por lapsos de tiempo infinitesimales. Tierras a las que pueden ir para empezar desde cero porque no en todas ha existido el ser humano.

Desde allí, minan el sistema capitalista con productos que son eternos pese a su uso. Cuchillas de afeitar, bombillas, coches, comida, incluso casas. Todo ello a un precio tan competitivo que no deja oportunidad a sus competidores. Quieren desestabilizar al sistema para facilitar la llegada al comunismo (claramente visible en todo el libro, pero no manifestado por el momento en el cual fue escrito). Un mundo en el que todas las necesidades básicas sean cubiertas de forma muy satisfactoria y no haya guerra.

Es entonces cuando Jay Vickers, un afamado escritor de ficción,  es contratado para escribir manifiestos revolucionarios en contra de estos productos. La industria busca poner al comprador en contra de un producto contra el que no pueden competir. Pero Jay Vickers se niega. A partir de ese momento, el protagonista, emprende un viaje buscando un sitio de su niñez dónde cree que está la clave de la situación actual, ya que él es también un mutante.

lunes, 8 de febrero de 2010

Los viajes de Tuf, George R.R. Martin

He conocido a mucha gente que habla maravillas de los libros de Canción de Fuego y Hielo. No soy un lector fascinado por esa parte de la obra de George R.R. Martin. Lo cual  me ha permitido enfrentarme con relativa inocencia a este libro.

El tiempo tiene un efecto nefasto en mi memoria. Tochos de hasta mil páginas desaparecen de esta, sustituidos por lecturas nuevas. Recuerdo Reyes de La Arena (Sandkings), un relato sorprendente. De hecho, es el tercer relato que se ha quedado en mi memoria, el tercero  de un libro que contenía a unos veinte casi igual de brillantes (y eso que había uno de Heinlein, Dios en persona). Dicho relato de ciencia ficción y de George R.R. Martin,  me sorprendió. Hasta entonces, en mi ignorancia, Martin era para mi, alguien que escribía fantasía, y que tenía una legión de fans de una saga inacabada. Joder, que equivocado estaba.

Los Viajes de Tuf fue uno de esos libros que compré por impulso con el precio de un premio. Después de empezar Cronopaisaje y aburrirme (ahora estoy en su relectura, y vaya, creo que ha conseguido engancharme), metí en mi mochila lo primero que estaba a mi alcance. Cuatros días después lo acabé, y ahora quiero más.

Tuf es un mercader de más de dos metros cuarenta. Fácilmente de doscientos kilos de masa. Vegetariano, y amante de los gatos. Comerciante espacial, pero a la conclusión del primer relato de este fix-up, se erige dueño del Arca, una enorme nave de más de mil años de antigüedad con tecnología perdida del antiguo Cuerpo de Terraformación. Desde entonces se convierte en Ingeniero Ecológico, el último que queda, o el primero en mil años.
Los diálogos de Tuf son agudísimos. Creo que ahora tengo montones de diálogos geniales en mi cabeza. No he visto a nadie dar tantos sablazos verbales desde Monkey Island. Tuf es brillante, inteligente, fresco. Cada una de las historias guarda una conclusión de diferente tipo. Cada una de las soluciones de Tuf tiene motivos profundos, y no siempre del agrado de quien las solicita. Tuf nunca miente.

Durante los siete relatos encadenados sobre el personaje, hay una evolución. El personaje más del inicio, humilde e inteligente, se ve afectado al tener en su mano un poder absoluto, el Arca. Podemos ver esa evolución al hablar de si mismo como de un Dios, pero nadie puede refutarle lo contrario. Cada uno podrá obtener su conclusión, pero yo soy de los que piensan que Tuf no llega a corromperse. Y eso es difícil, pero es que Havilan Tuf es excepcional.